domingo, 17 de mayo de 2009

La nube

Hace unos días que me persigue la nube. Todo maso menos. Los espías espirituales trabajan, y a mi se me rompe la tecnología. Cada uno purga sus males, las malas energías, a su manera hace catarsis. Para el 30 de mayo faltaba mucho, a parte son tantos mis males que podía haber dejado sin almas a todos ese día. Por eso me fui a tocar la guitarra. Enchufe el equipo, con un sonido grave y limpio, y toque blues y melodías varias que improvisaban sobre mi estado anímico. Y toque muy bien, como nunca. Estaba solo y me escuchaba a mi mismo. Y tocaba sin parar de pensar en ella, y en como estaría “realmente”. En estos momentos me di cuenta de que me sirve más una guitarra, que mis libros de filosofía. ¿Estaré retrocediendo en el tiempo? Schopenhauer dijo que cada nota musical, es una especie de botón que activa un estado de emoción dentro de nuestro ser, una nota, te puede poner triste, alegre, alerta, furioso. Mis notas me daban forma de un spleen, narcotizado por el amor que siento hacia una mujer “de otro planeta”. Regalan en un fiesta cigarrillos Harmony, en los cuales mi sugestión, me hace verle letras chinas en su envoltorio, y ahí te pensé hasta casi perder la conciencia. Recuerdo y sigo tocando.La nube no se disipa, deja caer sobre mí lluvias de desesperaciones encapsuladas. Otro día, otra tarde en la China.
Noche. Fauna abisal. Día incoloro. Yo sé que no soy el primero, lo sé muy bien. Las manchas de otros tigres se las llevó un pobre y viejo Lobo. El amor verdadero siempre decepciona al que no esta preparado para asumir su verdad, su esencia. Te hace llorar, como en las novelas. Te aclaro, los cobardes se suicidan. Pero también Nietzsche escupió: “El pensamiento de suicidio, nos hace pasar más de una mala noche”. El acorde de arriba sigue en pie y voy a desatar mi lengua, y no voy a perdonar si ofendo; desempolvo ese cuaderno de tapa dura, viejo, que tengo oculto por ahí, que nadie conoce, que nadie leyó, y que ahora solo en su imaginación está su existencia, por que sé que en el reina el caos que no se dice. Lo abro y me limito a copiarme, a transcribir lo que hay en el acá, lo que en algún momento ya escribí. Ahora me dispongo a copiar y veo que nos escritos, son “cosas” cortas, no sé que cosas, pero son cosas escritas; ya está no me queda otra, voy a empezar a transcribir. Antes la ultima aclaración, estos escritos, no están ligados entre si, ni son un mismo escrito, por lo que veo no fueron “cosas” escritas con una regularidad, en algunas quizás si la idea o el concepto sea regular, lo que no significa que hayan sido escritas ese mismo día. Y en otras no hay nada regular o hasta quizás lo que se llama coherente. Son independientes. Ahí van:


Era una tarde de lluvia, por la ventana miraba y veía, a mí alma reflejada.
Siempre juegas con nuestras vidas!


Ese otoño, la asesiné, pero no recuerdo los motivos. Sé que me dijo: Te amo.


Me queme con los ojos con pólvora. El sol. La foto rota, y la sangre mancha el mingitorio extraviado.

No se asusten, todavía es mentira que degollé al vecino metafórico. Acorde.

Ando anda: la sustancia dura, aún tibia, punzante, que su cuerpo no pude aceptar, y calla bajo el sol opaca cubierta de sangre.

Sé que tengo que mejorar en lo social. Algo de simpatía y calidez, decía Schopenhauer, permiten manejar a la gente, así como necesitamos calor para moldear la cera.


La persona realmente sensata no se pasa la vida tratando de caérles bien a los demás; de hacerse simpática. Es una quimera.

Alguien no tolera que no le presten atención, y el otro no tolera que ya no le presten atención. Los dos están a merced del capricho de lo que piensan los demás. En una palabra, la felicidad, para ambos, está en manos de otros Y para ambos la solución es la misma: cuanto más tenga uno en su interior, tanto menos pretenderá de los otros

Es difícil dirigirse hacia mí. Resulta difícil hablar cuando alguien nunca te mira. Por qué lo hago: prefiero reservarme la respuesta; sin dejar de mirar el techo. El echo de no mirar al otro cuando hablo, puede llegar a ser interpretado por el otro como “que estoy en otra parte”. Tengo que indagar en mi mente. Mirar al otro a los ojos me distrae cuando quiero buscar la respuesta.


Platón decía que el amor está en quien ama, no en quien es amado.


En varias oportunidades he comprobado que cuanto menos contacto tengo con la gente, tanto mejor estoy. Cuando uno intenta vivir la vida siempre se ve arrastrado por la confusión.


“Para no ser un mero juguete en manos del bribón ni sufrir el escarnio proveniente de los necios, la primera regla es ser reservado e inaccesible”

Arthur Schopenhauer



2 comentarios:

Anonymous dijo...

Necesitaba de tus letras...gracias.-
Yan.-más Yan y menos cristal-

Pablo Terrible dijo...

Yan gracias por leer.

Bienvenida!


Saludos y paz


Pabl Terrible