lunes, 4 de mayo de 2009

Relámpagos de Federico

Prestá atención al tiempo en que sucederá la transvaloración: en el “crepúsculo”, un crepúsculo es emocional; es el tiempo del sentimiento, del “consuelo” y de la “memoria”: el tiempo de la transvaloración es un tiempo psicológico. La verdad no es un concepto, sino la mentira que ya no reconocemos como tal. El lenguaje es la expresión del poder, no de la verdad. Por eso la comprensión del lenguaje (igual a “cárcel”) es la comprensión del poder. El hombre superior habla, tal vez, para no ser comprendido.
Presumo una contraposición entre la virtud nihilista (rígida, fría) y una nueva idea de virtud, vinculada a la vida. La contraposición a la virtud fría es el individuo dionísiaco (“feliz en el infierno”) que se ha liberado de la moral (kantiana–nihilista) Dioniso vence al Crucificado. La contraposición se establece claramente entre el águila señorial (uno de los símbolos–animales amigos– del Zaratustra e imagen del Superhombre) y el cordero nihilista, símbolo de lo masivo, lo vulgar, lo antiaristocrático. El águila necesariamente debe destruir al cordero, como lo superior a lo nihilista.
El hombre es algo que debe ser superado, como el imperativo del “tu has” kantiano, debe ceder ante el “yo quiero” de la voluntad de poder. En el hombre está la posibilidad de ser “dios” (sentido de la tierra que termina con el nihilismo de los antiguos dioses) o simple oveja.
La felicidad solo se identifica con la voluntad de poder.

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