miércoles, 20 de mayo de 2009

El eslabón perdido

Exclamé gritando: ¡Les advierto, de acá no me saca nadie, hasta que me devuelva el alma! Todos se miraron entre ellos, asustados, absortos. Y me miraban a mí como si tuviera un arma en la mano. No la tenia, mi única arma fueron mis palabra y su tonalidad de guerra. Aunque de seguro mi cuerpo también pensó y tomo postura de “ataque” y mis ojos miraron de otra manera.

En la esquina están chafando y yo miro nulo el hecho casi consumado. Recuerdo tu tono de voz en celo, y compruebo que todavía esas vibraciones están en mí. Todos “se piensan” atrevidos ante la vida; yo creo que nosotros “lo somos”. Ya lo dije, yo no remonto nada, me gustan las cosas que se arrastran. No hay que avisar que uno “está” sincero; hay que serlo todo el tiempo.

Voy derramando la lengua en mi mismo barro, por que del barro venimos. Tu lengüita, picara, y estratega, hace estragos en mis sentidos. Pero cuando se pone firme, también habla como la espada. De un lugar a otro incubo la impaciencia, esa que vos conoces a la perfección. Me derrito en señales, símbolos, mensajes. Juntos no existe “el rato”; “somos”.

La caminata sonora, en velos de una siesta de noche, que duerme en campanas, que suenan inauditas ante el eco verídico de voces “ninfa” que supuran la inconciencia, lo demencial de un gusto agridulce. Un eslabón con estrabismo no puede fijar su cadena, que lo “condena”. Un suero de mañana, el llanto alegre del sol que no cayó, sino que subió. Y la basura cósmica sembró estrellas en nuestro jardín. Flor de planeta el nuestro. Agallas como garras, que entran y salen, pero siempre están afiladas. Secuencia de transe en la escritura disforme, petrificación del sentido en comentarios idiotas. Salvavidas tu pensamiento, lugar de mi compleja simplicidad. Tus palabras “anidan” en mí, así como tu tacto. Hay “nidos”, de los cuales solo se puede salir volando. Las ideas te preparan para entrar un poco más. La cabeza no me aturde, solo se limita a dolerme. Costumbre e inercia, dan forma a los buenos tratos. Lo nuestro, no tiene forma, como todo instinto. Una noche de verano, con un grillo de fondo, en medio de un pleno invierno, amerita filósporria y aire libre. Y de paso evito la pared de mi cuarto, que en las noches habla más que yo. Un embrujo de miradas hace alquimia de la comunicación. “Los perdidos que encontraron” ¿Qué encontraron? Encontraron “El perdido encuentro” Y así podría seguir mi sugestión dialéctica indefinidamente. “Lo perdido” tiene nuestras posibilidades, así como las de él. Lo mismo va ocurrir con “Lo encontrado” Todo esta muy caprichosamente organizado por las necesidades concientes e inconcientes.

A veces el ruido de la lluvia me hace bajar la presión. Siento como que me invade desde el interior hacia al exterior.

La cadena que se sale, no es la que se rompe.

2 comentarios:

Raúl dijo...

Hace tiempo que no te dejo comentario alguno (llámalo falta de tiempo, si quieres) lo que no indica que no te lea. Que lo hago.
Un saludo.

Pablo Terrible dijo...

Gracias Raúl por leer y comentar.



Un abrazo



Paz


Pablo Terrible