miércoles, 18 de marzo de 2009

Sin brújula

Yo soy el pájaro negro que revoloteo en mis propias noches, dirigido hacia mi mente por un Hitchcock majestuoso.

Sabes que mi capricho es escribir, y más aun después de ver una catarata de letras húmedas.

Confesar el cuerpo frente a una pared como si fuera el muro de los lamentos. Destrozar un espacio en un calor volcánico que sube decidido. Beber tu saliva en porciones sadomasoquistas. Naturalizar mi salvajismo. Olerte el alma con olfato canino, escuchar un latido que suena en asfixia. Calcar tu cuerpo para engañar al recuerdo, someterme a tu boca. Desplegar la artimaña dormida para supurar en tus ojos. Invadir tus sueños en arrebatos de sudor. “tu imagen en mi mente es mi manera de pensar” Me convierto en ladrón y robo el simbolismo de un estado que se refleja. Tengo abstinencia de vos. La reina del disimulo se despliega en un barrio, en cual parecería que esta prohibido que insinuemos que estamos cercanos: ¿Chiquilinadas tuyas o mías? Acepto, no pido nada. Navego. San Martín también puede ser Venecia. Me escabullo en un trago de tu perfume, eructo un roce y ensucio mi pobre alma alborotada. La distancia no es nada para mi imaginación asesina, homicida. Una vez ya dije: “Permití que te inspire otra cosa, vas por mal camino” O sea conmigo vas “muerta” mi maquina carcome todo, inclusive a mi mismo No sirvo para inspirar, sirvo para aspirar tus comisuras que derraman placeres no confesables. Parecería que mi organismo biológico y psíquico empezaron a conformar una nueva costumbre: Pensarte casi todo el tiempo. Es hermoso, pero aterra. Macho de manada, fiel. Si la herida vale, bienvenida, ya su marca será una señal para lo que venga después. Soy bravo, sos brava, entonces nos merecemos “la vida brava”. En un cosquilleo eterno, espero tu beso escondido. Detenemos el tiempo y descontrolamos el universo, nos compactamos en una energía que se hace indestructible. ¿Lobo está? Sí, aunque no lo veas. Corroboro mis estados en tus miradas suaves, deseo tomar tu mano en cualquier parte del cosmos. Te invito a mi impaciencia. Invádeme por todos lados que nunca sentiré nada, ando anestesiado por tus rostros de noche. Mis manos y mis brazos te buscan por todos lados, como si fuera un ciego.

Dame un escape a tu lado y te desato el nudo de mi vida.

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