martes, 31 de marzo de 2009

Censura neurótica

(Lo más seguro es lo inseguro)





No escribas lo nuestro, por que quiero cortarme las venas con flores de loto hechas en origami. En un escrito daría un nombre, un apellido, o un apodo; y ahí se tocan todos los pitos que existen. Es ficción, aunque este el numero de mi DNI. Nadie propone verse ni una milésima de segundo. Déjalos, ellos sabrán lo que hacen. O perdónalos por que ellos no saben lo que hacen. Volvió el escrito relámpago el que nació en mí con aquel primigenio llamado “Acrimonia”. Destructivo, así como constructivo. ¿A quien carajo le oculto mi amor? Somos libres aunque me vean estrujándote el cuerpo, eso es lo que no entenderán, principalmente eso. Este escrito no prohíbe nada a través de un “no”, solo condena espacios propios de sustancias amorosas. Ataque y contraataque. Pregunta sin respuesta. No hablo, escribo. No siento, es más encarnado padecer. Planeo mi muerte con lo ojos abiertos ante el nuevo payaso que maquilla actuaciones para robarte un estúpido beso. Me calza el negro, por que es sobrio, lo necesito. Amo ese caos en contra de lo que aconseja mi juicio. Me tocó escuchar hablar de vos y no fue escuchar hablar de un “desconocido”, fue escuchar tu nombre ficticio y ponerme en guardia instintivamente, sentir lo Alfa dentro mío, agudizar mis oídos, mi olfato. Cuidarte. Cuidar que tu nombre no salga de una boca en vano, cuidar de que no se blasfeme sobre el, hasta con la más simpática y buena intención. Eso me dejo preocupado. ¿Cómo reaccionare la próxima vez? Y más aún ¿Si hay luna llena? No hay confort con control. Tengo una comodidad compleja, creo que esto ya lo he dicho.

¿Qué me hiciste?

¿Qué te hice?

Desorden.

3 comentarios:

©Claudia Isabel dijo...

Que bueno que hayas vuelto!
Un abrazo

Yan Duimich. dijo...

Gracias Pablo,

saludos.

Pablo Terrible dijo...

Gracias a ustedes.



Yan, saludos para usted