domingo, 15 de febrero de 2009

Transformación

Oráculo. Un viaje al paraíso o al infierno. La paz en caminos suaves, mimos nacidos de la naturaleza del cariño. Una actitud irresponsable que en lamentos llena de pureza el acto. No puedo crear la noción, ella demuestra en un beso con silencios una especie de ectoplasma de sentidos y sensaciones. Que hermosura de gestos y palabras, la sensación compuso un bienestar que se abandona, y al caminar sin el, conjuro “el extrañar” y aprendo de a poco a sentirte de otra manera. Lo que paso, no es pasajero por ser algo que paso, quedo incrustado en mi piel, en mi cerebro, en mi alma. Quede criogenizado, congelado. El hielo posee algo del fuego, también quema. Un hielo herido flotando en nubes de fuego. Esa fue mí mañana que acompaño el desayuno. La retina grabo un rostro que muestra un más allá, una entrega para entendidos. Viaje de riesgos y peligros para mi incapacidad de “no extrañar”. Pero se puede sentir otras cosas, me gusta aprender, presto atención. Ahora empieza mi viaje de espacios donde imagino tu cuerpo, un espacio que es creado con la arquitectónica sublime de tu mirada y tus gestos, barnizado con tu perfume. Las capacidades no van ni vienen. Las capacidades que me toman por sorpresa me arrebatan, enturbian mis sentidos, me aflojan la lengua. ¿Tendrías paciencia en mis brazos? Yo se que trataría de cultivarla, aunque sé que a mí también me cuesta. Vamos retomar una salida abandonada por los cobardes, crear el mundo propio y ahí vislumbrar territorios fértiles, complejos, jugosos. Hay una especie que desborda en sus aspectos oníricos, no hay que encasillar en unas palabras lo trascendente, yo lo viví en un silencio, en una pose, en un suspiro. En el lugar, en el espacio que automáticamente armamos encontraba todo; cuando me fui camine unos metros y ya de golpe me sentí de vuelta perdido, maldito síntoma que no me dejaba recordar claramente tus cabellos desordenados altamente sexy como un escrito de mañana. Ahora no quiero agonizar en una impaciencia, quiero desearte en paz ¿Te acordás cuando pedíamos paz? Puff: una onomatopeya que precede al invento de un supuesto código futuro que podrá describir mis interiores mas escurridizos. Estoy tratando de controlar los demonios que me llevo.

Voy corriendo un momento en otro, tiempo egoísta que come mis pensamientos. Mándala: un ángel simétrico. Esta vez el giro fatal lo dejo en tus manos.

No hay comentarios: