domingo, 15 de febrero de 2009

Re cruzado

En un arrebato dibujo siluetas. Mi remera negra incorpora cualquier color a su textura. Me apoyé en una pared blanca. Voy al baño me saco la remera, la pongo en el mármol del lavatorio, la sacudo con mi mano como si fuera un cepillo. Con el tiempo, con la edad, adquiero mañas, las perfecciono. Nadie se dio cuenta de mi mancha, están todos drogados o alcoholizados, conversando en distinto grupos. Mientras tanto organizo orgasmos en un entrecruce de miradas continuas e intermitentes con una morocha de vestido verde, de pelo ondulado hasta un poco más abajo de su maxilar, poseedora de una boca pecaminosa. Sus ojos me dan el pie, reorganizo sus intenciones. Me pasan alcohol, insisto en que no tomo. Es un cumpleaños. Bebo. Error fatal. Ya cabalgando en mi mundo intervengo en conversaciones con gente de “mi época”, me divierto por minutos. Descontemplo miradas y fumo lo que me pasan, el vaso de café con hielo (o fernet con coca) bajo muy poco en media hora. Decido terminarlo. Tengo recuerdos de cuando “se bebía”. Fumo. Inserto la necesidad en la abstracción de mis secuelas, trato de dominar una imposición de sentidos, y relacionarme humanizado, distendido. Las desconocidas se hacen conocer y la presentación deja mucho que desear; de los discursos lo mejor es su actuación. Entiendo todo y no entiendo nada. Otro escrito que va al freezer.

Anoche pensaba cuantas veces fingirás placer solo para autoengañarte, y cuantas veces se engañara el otro pensando en que te hizo vibrar. Pensamientos malos que acuden a mi sabiendo que los dos quedamos desmarcados por la complacencia.

Me pongo a bailar, pienso en mis electrodos que trasmiten la necesidad de una psicotécnica rítmica, vuelo en un espacio pequeño. Hablar del escrito maldice un suspiro, y ahora todos me catalogan y mis ojos de conejos no perciben la bondad de la crítica. Si conoces el miedo, sabes de lo que hablo, morir en una cama y temer sentirte bien, desglosar el cuerpo del otro en un recuerdo agónico. Ahora me pasan una guitarra y toco Creep de Radiohead y todos ayudan con el coro, y por adentro pienso que estorban, soy un “cretino” de enserio. Me entran mensajes de textos tecnocidamentes abreviados, jeroglíficos usados en “la hora grave” conducidos por la frialdad de la noche. Me río y llorisqueo por dentro, no llega ella ni su sucedáneo. En la silueta con cabellos repose la conciencia. Luego de un rato volví a mis lugares re-cruzado.

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