Reseco me levanto. Escupo y mi saliva se pega en el
lavamanos como una enredadera llena de voluntad, como un pulpo, aferrada a su
última esperanza. Así se me pega la luz matutina, como una ventosa, en
comienzos tristes y agónicos. Si puedo respirar, respiro, y sostengo lo
insostenible. A la tarde, cayendo el sol, seguro daré un paseo y trataré de
recordar lo que nunca fui.
Allá voy...
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ALLA IRE
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