viernes, 16 de octubre de 2009

Escrito en la lengua


El don del lenguaje, va caminando a mi lado triste, olfateando todo el tiempo su desgracia. Una palabra y un fantasma, una risa y un llanto obligado. La angustia telepática surca la yaga en la lengua. El lenguaje surca el espacio en una temporalidad y la imagen se hace simultánea. La representación espacial del lenguaje, me conduce a ese cuarto oscuro, donde me esperan los muertos mal olientes, y me castigan en sus palabras de hielo. La entrada a la imagen no es algo sencillo, producir corporalidad, no es lo mismo que producir un escrito. El lenguaje tiene un límite musical, el cual lo ha entregado a la propia música. Y yo sospecho de todo, y con mi escrito en el bolsillo miro para todos lados buscando al ninguno. La secuela ardiente, dionisiana, flota en unas letras que ya escaparon a su sentido, desbordan y luego vuelven a ser encajonadas en su interpretación incierta. La inspiración posee una tópica, ésta puede ser como un juego de química en donde nos divertimos como pseudos niños científicos. La memoria y la expresión nos sumergen en las cosas desarticulando gestos. Mi ser metalingüístico, recoge frutos silvestres de un campo onírico. Mi lengua, es la lengua imaginal del cosmos. Mito, símbolo, rito, doctrina, texto sagrado, todo esta enrollado en un gran nudo de pasiones, que se desechan, así como se recogen. Tomado de la mano de la distancia, escribo la noción del sentido, en una lengua estorbada por la secuencia asquerosa del sentido común. Me alejo del todo, y miro de arriba, esta inercia de sentido, de concepto, que todos los días tortura con paciencia y demasiado amor a la intuición de este viajero de lo incierto.

1 comentario:

Aguila Diurna dijo...

Dios lo llamó a Adán para que diera nombre a los elementos de la obra.... y recién cuando Adán con su verbo dijo "árbol", el árbol se manifestó.
Sigue nombrando Pablo, sigue construyendo un mundo mejor, pero no pares de escribir!
Un beso.