lunes, 19 de octubre de 2009

"Y quien no quiera morir de sed entre los hombres tiene que aprender a beber de todos los vasos; y quien quiera permanecer puro entre los hombres tiene que entender de lavarse incluso con agua sucia"
Federico Nietzsche, Así habló Zaratustra


Cuantas veces me llamaste en el mismo idioma para que comprenda el signo. El pecado de mis lenguas no bautiza solo tu cuerpo, envenenan también el alma. Como te extraño criatura saltarina, desangelada por mi rustica lengua. La sangre menstrual disemina el imperio de una existencia con cometido. El cuerpo florece como fruto primaveral, aunque se ensaña con las perspectivas invernales, y trata de no agonizar en la helada matutina. Escucho la leyenda, sentado y con los ojos bien cerrados. Hablan de la muerte, como compañera de la vida. El espíritu no duele, solo es el juglar del cuerpo. La caja de resonancia toca otra música, no la entiendo, aunque su melodía me es familiar y endulza mi boca, como cuando decidí besar sólo la tierra. No se puede moldear la idea, ella no es manejable. Siguen imponiendo, “ser creyente para zafar”; y ésta es para vos ser de resentimiento incurable, que siempre molestas la vida con tu saña estratega, al ser que yo mas amo, si ésta es para vos: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (S. Mateo, 6,7-21-22-23). Mi paciencia es la guerra a tu lado. Pero ya siento a los enemigos de la felicidad. El egoísmo “de colección” yo no puedo ser feliz, entonces vos tampoco, por que encima sos mi sangre. Los pasillos de confesiones licuadas por la sugestión, la tradición, la crianza y la costumbre que no te dejan de una vez por todas despegar hacia la mítica luna, en la cual es mas seguro que encuentres marcianos y no dioses. Un punto en la sociedad diagrama toda la estructura de su inestabilidad. Quiero conocer las caras de la envidia y el resentimiento, quiero estudiarlas y conversar con ellas, no me asustan, no me contagian, no me transmiten… pero me causan mucha gracia, “Gracia divina”. Todavía queda una generación mas para diezmar, espero que ésta, dinamite pronto las nociones falsas y represivas de las cuales su propio cuerpo y espíritu darán la instrucción de sabotaje al “sin sentido”. El placer una vez más no discurre la distancia, la fortaleza esta en construcción por miedo al aprovechamiento. Mis manos están cansadas de ir al ritmo del corazón, me tropiezo y cuando caigo al piso, me cuesta tanto levantarme que me siento el anciano mas cansado del planeta. Pero tengo que tener la sabiduría para poder escalar desde el piso. Me sostengo en mi silencio, en el cosecho mi mirada.

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