domingo, 21 de septiembre de 2008

Peso Muerto

Hoy se produce un duelo. Peso muerto en mis brazos. La muerte no se escribe. Es solo una muerte más para pensar. La muerte se escenifica, se complementa, se contempla, se mantiene. La muerte me da sueño, si, eso me da sueño me cansa, me pone en vigilia continua. El pensarla es espeso. Me despierto cuando caigo en la cama; una pastilla azul que coordina un descanso. La agonía en un ojo plantea la huida. El más acá presente como nunca. La vida totalmente efímera. Me mareo de muerte y me embriaga la estela que deja. Me duermo.

2 comentarios:

Yan Duimich. dijo...

A veces me pregunto, dónde se mete uno la espiritualidad frente a la muete?
La ausencia es siempre el testigo del dolor del presente.

Ilumino su noche...

Amorexia. dijo...

La muerte no viene a mi como un personaje mas, si no en secreto, como un motivo que no puedo revelar por el pacto que tengo con el tiempo. La muerte es una sombra que viene a mi noctámbulo, a pedirme mas muertos.
Como podría negarme? Acaso soy dueño de esas vidas? Acaso soy yo quién determina sus destinos? Todos somos propiedad de la muerte, que nos encontrará en algún momento, mis dedos se mueven, mi mente los piensa, pero son los hechos y sus actos los que los llevan a la muerte, son sus pensamientos, son sus ideas, yo solo me pongo en la voz de el protagonista y lo describo, yo solo doy aliento a esos pasos, convierto en palabras lo que sucede, y no miento, no hay “y vivieron felices para siempre” en los hechos que van ocurriendo, cada quién es empujado por su sombra que lo sigue hasta el desenlace, el punto final, momento en el cuál me desentiendo.

Uno suele preguntarse; a veces; a quién se parecerá este muerto, acaso al actor que algún día le dará vida en la adaptación teatral o en la película o el corto? Quizás mas sencillo aún a algún conocido con que el lector lo identificará, tal vez un rostro nuevo y desconocido, hipotéticamente alguien que nos llegue a agradar mientras dura el cuento, o algún otro muerto mas que nos deje indiferentes, y por demás y de pronto, esa historia nos parezca intrascendente a no ser que esta justo ahí, frente a nosotros, escrita, venida con un alo de muerte que no es mío, que solo vino a mi a exigirme mas muertos, un invisible como tantos otros que se cuela por los ojos de el que lee, y toma posesión de del personaje, que puede o no saber, que es la muerte quién lo espera tras mi desentendimiento.

Si uno evita una muerte, otra lo encontrará tarde o temprano, y no es mi capricho, no es mi responsabilidad, yo no los hago escucharme narrando como su muerte se aproxima, el frío en el espinazo les viene bien desde su realidad, no saben donde empieza su historia y que finalmente cuando yo cierre la misma en un punto todo habrá acabado, de pronto sé que cada uno tiene su historia, mas allá de el momento que he descrito y que acabará pronto, y aquí señores lectores, en mucho es responsabilidad de ustedes, no soy yo el que les pone cara y sentimientos, yo trato apenas de sugerirlo, no soy yo el que les da humanidad y familia preocupándome, enterneciéndome, los responsables de el momento son ustedes, y aquí me quedo yo en el debate, de si deben morir o acaso, una vez los que deben morir podrían evadir esta muerte, o si mi desentendimiento basta, pero mis dedos siguen escribiendo, y el desenlace es obvio, es innegable, yo no puedo acaso cambiarlo, aunque sé muy en el fondo, que cuando mis personajes rezan, y lloran y gimen por clemencia, por que un ser los cuide y los saque de esto, me están rezando a mi, y yo que los escucho no les hago caso, a fin de cuentas siempre esta la muerte tras de mi como motivación, pidiéndome mas muertos.

Saludos desde mi extraño país.