martes, 19 de agosto de 2008

Calida inconclusión

El paco es ahora lo que fue el pico hace 9 años atrás”, dijo el Pety mientras conversábamos con los chicos en la esquina. Él, su mujer y su hijo tiene HIV, también perdió una hija por la misma causa. El Pety es un amigo. Yo tomo cerveza del pico con él, ante el horror ignorante de la mirada de mi familia. Lo escucho atento y veo como patea su vida entre sabiduría e infecciones. También fumo una pitada de su cigarrillo, ante la mirada de asco reprimida de algunos de los que nos acompañan, esos que piensan la muerte en un cepillo de dientes.

Recuerdo cuando las personas “mitos” del barrio decían: “voy hacer una sopita” y no compraban ni caldo ni verduras, si no cocaína y con una aguja quemada, marcaban su ruta de venas que condenaban un vació, una inexistencia de libertad. El arquitecto cuenta como tuvo que decir que “no” a una chica por que su vagina olía según él a orín con flujo, “una mezcla fatal” agrego otro experto por allá atrás. Y otro mas meticuloso dijo, “eso no está en su vagina en sí, es un rejunte que queda en la bombacha” El Pety escucha y larga una carcajada. La noche es borrosa como nuestros rostros des-velados. Las conclusiones son comienzos, el lenguaje se recrea y los cuerpos se desplazan en un espacio de experiencias. Una filosofía más que existencial se despliega en un discurso que se viste de repulsión para al desnudarse mostrar su sinceridad extremista que deja resina por donde pasa. Y todo avanza en un curso más que lento, casi estático, de desafío en desafío, de luna en luna. “El filosofo no vino para dar soluciones esa no es su tarea” Y el Pety dice: “Claro el chabón vino o está para pensar, no para arreglar, de ultima seria el gobierno el culpable”. La sonda de una armonía ronda la noche que avanza en rieles de nostalgias y reflexiones calidas. El Quieto dice: “Yo antes era vegetariano”, silencio… agrega “deje de serlo un día que abrí la heladera y solo había para comer mortadela” No es un chiste pero todos nos reímos. Desculpando el meridiano el reloj avanza, creo que todos hablamos de todos solo para que el tiempo pase, el tiempo de un clima… en el silencio de las miradas está todo, esperamos ese clima calido y la noche eterna.

1 comentario:

Álvaro Beltrán dijo...

Eres magistral escribiendo. Te seguiré.
Un saludo.