Profetisa, cuarto Juez, tu disfraz ha cambiado una vez más. Yo soy testigo real de la actuación. Bajo una palmera de Efraín me sentenciaste a no estar a tu lado. Una muerte más en vida. Disfrazado de Lapidoth consumiría lo que queda de mí entre tus brazos, en un fuerte abrazo. Cueste lo que cueste. Poetisa ardiente, no te congeles lejos mío. Acá se siente insufrible.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
el ropero enorme de las artimañas y de los contextos
Es una gratificante sorpresa que usted llegue hasta acá y lea.
Gracias.
Saludos
Pablo Terrible
Publicar un comentario