martes, 22 de junio de 2010

Así habló Casastrusta

(...) La poesía la reconocés, no la podés definir, porque definirla es antipoético. La poesía aparece en todos lados, es como una especie de incertidumbre, escuchar más la voz extraña que la voz personal. Algunos lugares, como los casamientos, tienen que ver con un avistamiento de clichés: plato caliente, baile, plato frío, baile, hasta la locura del novio es medio organizada, a una hora va a estar con la corbata en la cabeza. La poesía tiene que ver con un estado de incertidumbre, estar con un estado de pregunta (...)  

(...) La poesía puede estar en todos lados. Paradójicamente en un libro de poesía puede no haber poesía. Como seguramente el Congreso de la Lengua no tiene nada que ver con la lengua. La lengua es algo que está todo el tiempo en movimiento, es vital, la lengua escapa a todos los congresos. La lengua es lo que vos no sabés qué vas a decir. Es tu destino. Es difícil que haya que estereotipar las cosas tienen que ver con la lengua y ponerlas en un lugar. Pasa con los premios de los festivales: hay que tomarlos como algo tranquilizador de la cultura. Te ubica, te señaliza, pero creo que si sos un tipo que está trabajando de verdad, tenés que pasar de todo eso (...)

(...) Hubo un momento en que no había distinción entre poesía, filosofía y religión, estaba todo completamente unido. Esta división empezó a surgir mucho tiempo después y le sirvió sobre todo a la Academia, pero en un principio estaba todo unido. Me gusta ver a eso como algo que está latente. Cuando ves una película de Tarkosvky estás viendo una película de religión, estás impactado por la mística. En ese sentido a mí me parece que la literatura, el libro como objeto es demoledor. Y que a partir del libro surgen todas esas artes que lo están trabajando, lo están subsidiando, lo están modificando, lo están ampliando. El germen de todo eso tiene que ver con la literatura (...)

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