jueves, 16 de julio de 2009

Sujeto tácito


Por que no está para nadie. Por que es más mago que el de cualquier cumpleaños. Por que lo condenan las aventuras de dolores y ausencias. Por que él no decide. Por que todo lo que escribe ofende, se mal interpreta. Por que es más humano que poeta. Arrastra el dolor de no tenerte plenamente, la bronca de lo injusto. ¿Cuándo él no está, te sentirás tan mal como él, cuando vos no estás? Un miedo estratégico, de auto conservación. La intranquilidad constante, el nerviosismo ante una no expresión. No puede enseñar mas nada. Ahora él solo quiere recibir, pero de verdad. Quiere escuchar, ya que poco se puede decir. Él llama, desesperado, temblando. No lo atienden. Luego la tranquilidad atiende, ¿la tranquilidad de qué? Si ya nada decidimos nosotros. Lo que se elige, lo que toca se padece. Por amor todo. El todo. Hagan lo que quieran. El Sujeto tácito no tiene amigovios. Se queja de él mismo, auto describe su voluntad enferma; su retorcido “sentir” sin parar. Una carta filosa, va haciendo tajos en su cuerpo, chiquitos, dolorosos, duraderos, insistente. Piensan muy mal del Sujeto tácito. Él sabe que siempre que uno se muestre tal cual es causara ese tipo de “impresiones” Que gana: La muerte en total paz. La muerte del sentido, de la mentira con fundamento en la imaginación incontrolable. Dejame escribir es lo que me queda. No te enojes. “Las cosas se terminan, eso es una realidad” Esta bien, no se lo digas tan seguido, al Sujeto tácito esa reflexión lo acorrala, piensa en que hará en ese momento, y el ya no quiere pensar en eso, esta cansado y herido-cicatrizado. Solo quiere sentirse bien el tiempo que lo dejen a tu lado. Y también conoce esa sabia sentencia: “Quisiera, pero nada, dura para siempre” y esa frase siempre le anudo la garganta y le embolso el ojo con una lágrima. Y ahí anda, como buen desaparecido. Y los amigos preguntan, “en que andas que no se te ve, usted siempre tan discreto” y el Sujeto tácito responde, aunque nadie entienda: “Controlando el sentimiento. Hibernando” Nadie diría que lo odia, aunque en algún momento lo haya sentido. Eso solo puede hacerlo una madre. Ya da vueltas no solo en la cama insomnica, da vueltas caminando sobre sus propias secuelas. Las retoma, las camina nuevamente, las diagrama, las reencuentra. El Sujeto tácito, se encontró con la Poca Sustancia, toman un te juntos y juegan a la ruleta rusa del pensamiento. Ya llego la noche y una vez mas se fueron todos, y el Sujeto tácito le apuesta todo a la Poca Sustancia, a que vos podes dormir. En más ahora a las dos y media de la mañana, solo dormís, ya no pensas en nada. Y eso no esta mal. Es él que no puede parar de pensar en vos y perturba su dormir por que no sabe a quien se le ocurrirá “que él no pueda verte” ni de lejos, ni de cerca, ni de nada. La Poca Sustancia y el Sujeto tácito, se van cabeza gacha a la cama, a fumar un pecho sin aire. A esperar una alerta matutina, una esperanza de tarde, y por fin el milagro de la noche. Un Pablo las espía a las dos, con su mirada indecente, a través de una puerta entornada, y les murmura: “No se enojen; solo las escribo

3 comentarios:

Kutxi Romero dijo...

Muy bueno Pablo. Muy original.

Abrazo grande.

Kutxi.

Pablo Terrible dijo...

Kutxi:

Gracias por tus palabras. Gracias por leer.

Abrazo:

Pablo Terrible.

Anónimo dijo...

gran descripcion de cuando una persona se siente tácita