viernes, 3 de julio de 2009

El momento

Te doy mi libertad para que la disfrutes jugosamente en una plaza. Te doy mis suspiros más ocultos para que los tatúes en tus mejillas. Te doy mi atención, cosa que muy pocos obtienen. Te doy mi realidad para que la sueñes en tus necesidades más caprichosas. Te someto en la estructura de mi cuerpo, para que la organices en tus manos suaves, y en tus besos lujuriosos. Te doy manchas de placer amoroso en tus ropas suaves y perfumadas por tu olor natural. Te entrego mis gestos prohibidos, para que los grabes en la eternidad de tu mente. Creo que te doy “El momento”. Te doy un mundo decorado con mi lenguaje perverso, académico, barrial y confuso. Te doy una locura sana, sentados en un escaloncito que se funde en nuestro compartir. Te doy mi amistad, con toda la sinceridad que tengo. Te doy mi pobreza para que la sintetices en tus palabras sabias. Te doy mis inseguridades y mis inquietudes, para que las disperses con tu simple atención magistral. Te doy mi tiempo el cual es agitado, y a la vez paciente, para que lo pongas en un reloj de arena y armes una playa de situaciones. Te doy mi humilde sabiduría, mi conocimiento, para que te pongas en guardia para digerirlo. Te doy lo que soy. Te doy mis enojos, mis malas contestaciones, para que luego me escuches aullar mis lamentos. Te doy las gracias por estar conmigo.

Espero todos lo días el momento eterno a tu lado. Podemos caminar hasta el fin del mundo, solo estando juntos. Todos dicen que es difícil “lidiar” conmigo, hacer un contrato social. Yo con vos desapruebo cualquier cuestión en la cual me auto juzgué. Te permito lo impermitible. Tranquila belleza, que “ya estás jugada” más allá de cualquier respuesta. Sé lo que haces, siento lo que das. Te bautizo en mis brazos, que se inquietan en tus espacios. Me pregunto como será la ausencia de tu ausencia. Siempre espero verte antes de que mi humor colapse y estremezca el lenguaje.

El momento, siempre que lo dominemos será nuestro. Volemos en la tierra, y soplemos nubes para entrelazar nuestras métricas pensantes. Quedémonos juntos, hagamos de lo nuestro algo inevitable. Sigamos construyendo lo nuestro.

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