miércoles, 24 de junio de 2009

Payaso histérico

Lo críptico del consuelo, codificó el suplicio de mi llanto seco. Mi llanto por primera vez no fue seco; fue real ante unas letras que se me esfumaban en agua.

Voy hacer anatomía biológica de este escrito. Trataré de ser incompresible desde el mensaje de un símbolo que abusa de unas letras que degluten una palabra. Voy a des-significar la realidad de una ficción.

Miraba la Plaza toda, como buen payaso histérico, y veía la región del encuentro y el desencuentro. Pero nunca vi a un perdido. Todos estaban encontrados. Frío, más frío, y más frío, hasta que se hizo costumbre. No siento, ni hecho culpa por haber llegado mas temprano, solo siento frío. Puedo hacer salir el sol con un abrir y cerrar de ojos, en la ficción todo es posible. No fue fácil bajar a la ciudad, después de haber vivido en la colina. Metrónomo de conducta, para el concierto de piano de mis estados, irreverentes, sinsentidos, ermitaños, despojados, inertes. Coagulación de sentidos taciturnos.

En la cena se acercan y me dicen: “Me dijeron que sos poeta”. Respuesta: “Naa quien te dijo semejante cosa”. Respuesta: “Bueno, uff che”, que fue como un “Que carácter de mierda querido” pero cuando realizó la primer pregunta en su rostro brillaba una sonrisa de ilusión sedienta de comunicación. Y se encontró con la “negación de la negación” con un desierto del sentido, y esa sonrisa se borro de golpe y se transformó en desilusión. Se topo con la realidad. Yo escribo, no soy “nada”, quizás tan solo un poco “algo”. Es muy fácil hacerse odiar y muy difícil hacerse querer. Todo va depender de tu grado se sinceridad hacia vos mismo y hacia los demás. Dicen que existe algo que se llama envidia, algunos dicen “envidia sana”. No se quien invento ni la primera ni la segunda. El que me contó que significa era un campeón de la “envidia” El sufría de “envidias” de experiencias. Yo jugando al truco, en cuanto uno no este atento canto “envidio” envezde “envido” Solo uso esa palabra para una trampa criolla.

En un templanza que desconcierta a mi realidad, camino sorteando desganos que aturden de tanta paz que provocan. Lo mejor que leí, lo mejor que me hizo sentir, desapareció, es así, una estrella fugaz tiene el radical de su belleza en su “fugacidad” en ese desaparecer que deja resaca de estelas, polvos mágicos que quedan mimetizándose con el aire. Igual mis ojos, mis sentidos lograron verlo, sentirlo, padecerlo, disfrutarlo, incorporarlo. Dice la chusma “Lo bueno dura poco”.

Me voy a tirar a la pileta de la soledad de mi cuarto, no me queda otra que nadar en el, buscando formulas recordatorias que materialicen tu ausencia en presencia. Soy un buen nadador, pero hasta el calambre más estúpido, pueden hacer del mejor nadador un ahogado que flota inerte, morado, en la incertidumbre de sus sabanas.

2 comentarios:

Raúl dijo...

A mi se me antoja que lo de hacerse querer u odiar, es más una cuestión de suerte que de empatía.
Un saludo.


Pd.- Creo, Pablo, que cualquier a de las dos opciones (cambiar el color del fondo o del texto) sería buena. Es más una cuestión de gusto del titular del blog.

Pablo Terrible dijo...

"La verdad no ofende dignifica", por eso siempre trato de portarla