Yo estaba sentado en una silla y ella sentada sobre mis piernas. La escuchaba atentamente: “Por que yo me enamore de vos Pa, entendés, yo ya te lo dije varias veces, aunque no me lo creas, yo me enamore de vos Pa, por que viste que vos te quedas así callado y no decís nada, no hablas nada, bueno ese silencio me gusta, por que me estás escuchando, entendés, por eso, por que me trasmitís tranquilidad, paz, hay! que sé yo, están difícil de explicar, pero me enamore de vos eso es” Se hizo una breve pausa en la noche ventosa y ella continuo: “Vos sabes que me conociste en una situación complicada, que fue un desastre, o sea yo al Polaco lo conozco, a mis compañeros de trabajo también … pero vos sos al que menos conozco y me enamore de vos, entendés!, o sea como te dije en la situación en que nos conocimos vos pensarías que yo nunca podría serte fiel, nunca confiarías en mi, y no es así, sería distinto”. Cuando escuche eso detecte algo, yo tenia la nariz atascada y mi cuerpo estático, mientras sentía como el peso de su cuerpo sobre mis piernas le jugaba una mala pasada a mi circulación y unas de ellas, la pierna derecha se me empezaba a dormir, mientras la otra ya tenia pesadillas, así con todo mi esfuerzo, atragantado, hablé, como si despidiera un gran eructo que destrabó mi garganta: “Mira, hay muy pocas cosas que me molestan. Pero si hay una que si mi molesta, es que piensen por mí. Vos dijiste “que yo pensaría” y vos no podes pensar por mí, nadie puede pensar por otro, ni nadie adivina que piensa el otro, vos te estas dejando llevar solo por un sentido común: por que las cosas fueron de tal manera, entonces seguro se piensa tal cosa. Y creo que no es así, simplemente eso, me molesta muchísimo que piensen por mi.” Se hizo un silencio frió, me miro y me dijo: “¡Ves por eso me enamore de vos!”.
Atragantado de vuelta, pero esta vez sin hablar, me dije por dentro: ¡Bienvenido Pablo a otra noche de laberintos!