viernes, 5 de febrero de 2010

Irreverente


Tu maldita bondad de compañerismo, habita una vez mas, mi recuerdo sentido. Quien diseccionó a modo de autopsia el silencio, valoriza aun más la palabra. La dedicación al odio con esmero e inconsciencia. El escrito en tres partes. Un pensamiento diseñado al cuerpo, la inocencia de la palabra. La guerra fría y los planetas chocan, la unión fugaz de estrella repentina congela la noche “del perdido”. Un sol espeso condena el día lastimador. Aprendió a no mentir, cuando vos empezaste a hacerlo. Estudio de antaño, que demanda nudos gargantales, sacrificio y dedicación. El abandono específico denota los espacios, un aluvión de aludidos para el fantasma de tu carne. Lluvia gruesa que limita mi espera en seducción gratuita. Pobreza que no alcanza para ser pobre. Me voy al campamento de mis letras, y solo encuentro trincheras, se formaron naturalmente, ya que las bombas no dejan de caer. Una casa completa, es una casa con olor a comida, cuando llega su hora correspondiente. Apoyo mis pies de peregrino sobre la tierra desnuda de una pasión uniforme. Territorios prohibidos de tus propias venganzas inconscientes. Ajeno a todo me siento por tus movimientos lingüísticos-corporales. Sueño efímero, dolor imperdible de maldiciones tempranas, certeras. Un viernes es solo un día mas, lo demostró ella con su ausencia irreverente. Lo que conviene se toma, se aplica, se justifica. Yo no convengo, soy la parte abstracta de un hecho concreto, las cosas mostradas por mí en otra cara. No hay solución para una actitud que esculpe a un alguien de cuerpo entero, no hay retorno. La actitud habla, es casi imposible de fingir. La figurita repetida, es canjeada por la más buscada, que casualidad, tenia la que yo necesitaba. Ahora reposo y todas las chicas me miran pensando que hago solo. Estudio mi silencio, y esbozo una sonrisa. Ella me habla, es atractiva, pero yo suspiro por otra con un viejo vaso de vino que tiene pesadillas en mi mano. Irreverente. El saludo de un beso esquivo, incompleto, y el destino sabe presentarse en la poesía de sus palabras simples e inteligentes.
No hay que ceder espacios de tu territorio, aunque estés agotado, saturado. Siempre es mejor permanecer en ellos cuidarlos, con sangre en la boca, en las manos y en el cuerpo. Así se aprende a no perder nunca lo que alguna vez sentiste que ganaste.




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