Parecería un
relato de fantasía, si le cuento algo a la piedra a la que le hablo,
fría, sólida y seca. Dura e imperturbablemente inanimada. Sin embargo su
carencia de cualidades causan sus contrarios. Te calienta, te vacía, te
humedece en llanto. Te ablanda, te perturba, te desanima. Por lo tanto
encontrarse con ella no es solo un tropiezo. No hay aprendizajes a corto
plazo, y la piedra ahí sigue, se desgasta un poquito cada siglo, y
genera otra vez su contrario te come en semanas te desgasta sin piedad.
Su generar nada, su insensibilidad extrema es cínica. Si pudiera
manifestarse, de seguro se reiría de tu seriedad y de tus desgracias. Su
peor faceta es cuando se hace invisible a tus ojos, cuando tu alma no
la detecta… ahí el tropiezo se transforma en caída.
No quiero ser de las piedras, ni que ellas me rodeen a mi camufladas. Aunque en algún momento pudiese admirar su mineralidad; realmente ellas me dan mucha lastima.
No quiero ser de las piedras, ni que ellas me rodeen a mi camufladas. Aunque en algún momento pudiese admirar su mineralidad; realmente ellas me dan mucha lastima.
2 comentarios:
bonito tu deseo...
buenisimo como todos
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