Dos cuerpos tirados en un hoyo y un Lobo negro, cántico de gutura babeando un símbolo. Locura cotizada en un mercado del “pedacito”. Me introspeccioné. Y cabalgo al lugar intenso del lenguaje. Entiendo que éste no argumenta.
Un meteorito de belleza conceptualmente seductora, con huesos incrustados en sus letras, con carne que lo hacen “cuerpo”, llegan hacia mi, y veo que su lenguaje es un puente inviolable hacia mi morada pacifica. Ella es un dios; Única. Yo solo hago pulsión del placer filosófico: la contemplo, eso me excita
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