Voy
a ver que siento después del agotado escape hacia una inocencia que no permite
la realidad. La imagen de algo que creamos desaparece como tus verdaderas ganas
de ayudarme. El dibujo material esta ausente en mi tinta y nadie recupera su
orgullo aullando a la luna. Un mutismo rebalsado de pensamientos esculpen mis
ojos, que ya cansados de nadar en arena no quieren mirarte. Estar cansado de
dolor es un combate de tristezas, todo llega demasiado profundo, se hunde desde
su superficie, explica las importancias. Abrir el paracaídas de mis sueños y
aterrizar en una esperanza, condena mi alma a un nuevo y extraño designio.
Tengo que seguir sosteniendo una sonrisa para no derrumbar una alegría. Tengo
que crear rostros alegres para un dolor nocturno. Una explosión cerebral quizás
para su morada de augurios no sea nada. Tres, cuatro, cinco días sin dormir,
borraran mi sonrisa, extinguirán a mis palabras y agudizará mis pensamientos.
Una razón invalida que busca muletas en tus explicaciones. Búsqueda del tesoro
más preciado, el cual se hundió en el mar de tu impaciencia: Comprensión y
paciencia. Ignorar la gravedad de un espacio corrompido por la secuela del
odio. Voy a ver que pasa, mientras nada pasa, voy quedarme así por que lo
necesito. Nadie compite con sus dolores, solo los comparte cuando han escalado
hasta la cima de tu cordura. No espero nada, solo una comprensiva soledad que
no entenderán tus ojos.
viernes, 8 de junio de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)