martes, 29 de septiembre de 2009

El parlanchín


Habla por que no sabe hacer otra cosa
No tiene intuición y su reino es el concepto.
No sabe que nada del lenguaje, reflejará
a la realidad, al sentido de los objetos.

Habla por que en silencio es ignorado.
Será que tiene poca presencia. No duda.
Se corona en su desgracia y come sofistas.
Camina en círculos y ve tarde la luna llena.

Envidia al mudo que siempre tiene algo
“para no decir”. Se ataja a lengua. Sufre
semánticamente. Respira de vez en cuando.
Monologuea su vida en horas ortográficas.

Tiene paciencia solo para hablar. Llora
Es rápido para escuchar. Dice que no
olvida. Yo ya soy el intérprete. Le doy
mi descanso a él. Me voy durmiendo

El mudo


Él sí perdió la capacidad de creer.
Nunca creyó en las “vueltas atrás”
No cree que el quiebre se emparche.
No cree, por que no le transmiten.

Una herida de muerte, dos heridas,
de muerte, tres heridas de muerte.
Ya soy la “muerte”. Y todo falso.
El beso obligado también se siente.

Como un arte ermitaño duelo por
todos lados. Irse a la mierda sería
poco. Terminar lo terminado. Sed.
Empezar lo no empezado. Hambre.

Presente: boca sellada como buen
biólogo terrestre. Avanza un paso y
retrocede diez. Me como el agite y
me indigesto de odio. Me canse:
Que respeten “mí silencio”…

domingo, 27 de septiembre de 2009

Guante azul


Me fue bien con el guante azul, pero el, no tiene tu mano”
Juanse, “Hotel Babylon” 

Un contemplador sutil que viaja sin rumbo, y encima hacia lo desconocido. Una terapia andante de depresiones sombrías; una vida que no para nunca por su propiedad inercíatica. El lenguaje, las palabras, las invento yo, y las bautizo con agua del deshielo, fría como una roca. Yo despreparo la idea, y configuro la incertidumbre. Dentro de diez, cuarenta, y ahí sí que mi “única patria será la infancia”. Atascado quedo el desarrollo de un escrito, en el cual no escribo nada. Es verdad que también soy extremista. Siempre demuestro de esa manera que hay cosas más importantes que otras. Si no hay que escribir, no se escribe. Si no hay que hablar, no se habla. Si no hay que ver, no se ve. Pero siempre se escucha y se piensa, de ahí que todo deviene en una especie de “terremoto interno”. Ya se que el latiguillo es fácil e irónico; pero mi critico esta dormido o ya no transmite bien lo que le causo. El sentimiento de lastima, es desmerecer al otro como Ser Humano, por eso casi nunca lo siento, o lo aplico. La iglesia siempre inculco el termino “lastima”, tanto casi como los de “perdón” y “culpa”. Pero los otros temas, son otros temas. Y la poca audacia de este escrito reside en el sacrificio japonés” de su necesidad. Son muy pocos los que se atreven a poner su pasado sobre la mesa y contemplar ese animal sangriento. Que era feo, tenaz, flaco y seco, oscuro, como palos. Y nunca supe hasta mucho más tarde, que quizás conocía la cara salvaje de una cierta felicidad. Todo esto murió, ya ni siquiera agoniza, ya no existe. La nueva sensación, el nuevo sentimiento tiene un poder inmensurable; me quedo con el, con ella, hasta el fin, hasta la eternidad. Aunque a veces embriagados de nosotros, no sepamos si esto que somos es identidad o despojo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Errático

Para el que deambula, las atrocidades suceden cuando mas lo espera. Como un fantasma es transitorio en los aspectos. No está ni en el mundo de los muertos ni en el de los vivos, no es exactamente imaginario ni exactamente real. Es esa noción la que le permite ser “errático”, la que le permite el movimiento; esta inacabado, es lo que no termina de morir como es el caso de la infancia. Los fantasmas son figuras del deseo y del miedo. La caída de los valores universales ya esta en apogeo, uno no ve el bien o el mal, hay que imaginarlos. Lo actual siempre tiende a descartar el pasado, sea éste imaginado bueno o malo. Hay que llenar de imágenes el mundo, porque lo real es la muerte. Recuerdo a las sirenas que enloquecieron a Odiseo, y la fuerza de seducción de las mismas, lo que les pasa a esas imágenes en el momento en que la gente decide no escucharlas.

Giorgio Agamben decía que, “contemporáneo es aquel que recibe en plena cara las tinieblas que provienen de su tiempo” Creo que siempre es central la pregunta por esas tinieblas. No era que no podía escribir; solo tenia que cambiar la forma en la que lo hacia, y en ese punto lo imaginario vuelve a cobrar una dimensión interesante. Quizás esta guste menos… pero no puedo dejar de hacerlo (escribir) moriría más pronto. Explicar lo sucedido (por que deje de escribir) es algo que quiero tornar simple: tenía la sensación de ser el último hombre que se postula en el umbral de transformación, un umbral de final de la especie, de final de la historia. Luego de allí vino el progresivo enmudecimiento, el despojamiento de vocabulario, de símbolos que al fin y al cabo son inertes. Algunos dicen que uno es “algo” siempre en relación a otra “cosa”. “Yo” es una figura imaginaria nadie puede sostener “esta es la verdad sobre mí”, si no me equivoco por lo que me explico mi hermana, en esa imposibilidad se funda el psicoanálisis. Sabemos que cada vez que aparece “yo soy” lo que sigue es falso; y ahí está la gracia. Al decir “yo” estoy estetizando mi propia vida. Veo el maquillaje de la libertad por todos lados, una libertad que nunca es a titulo personal, que no tiene una intervención de autoridad por ser propia, eso ya desapareció de la faz de la tierra. Gente que piensa y libremente ya no hay.

Siempre pienso en el valor de los escombros. Y nunca un espanto me ato a una necesidad. El que perdido encuentra siempre anda errático. El retorno a lo suyo, a su escritura es el mismo, pero con otra forma, con otras sustancias. Bienvenido.



“Arrójate al vacío, ¡Hazlo!, y cuando estés cayendo, fabrícate alas”.